martes, 8 de julio de 2014

Pizzas Mardel, "en ca' Atilio"


  Torrijos, enclavada a medio camino de Toledo y Talavera, ha sido históricamente la "capital" comercial la comarca. Mientras el resto de los pueblos eran eminentemente agrícolas y ganaderos, Torrijos, bien sea por su población, por el ferrocarril, por ser cabeza de partido judicial, o por su peso en la Diputación, siempre estuvo ligada al comercio.
  Con el permiso de históricos personajes ilustres como Gutierre de Cárdenas, Teresa Enríquez o Alonso de Covarrubias, quien más ha llevado el nombre de Torrijos por el mundo ha sido Manuel Díaz Ruiz. Seguramente no lo conocerán por su nombre pero si les digo que es el fundador de Navidul... ¿la cosa cambia, verdad?

  No hace tanto en Torrijos era donde se encontraban los únicos institutos de enseñanza secundaria de la comarca, así que raro son los noviazgos que no han empezado de esa manera en Torrijos. Ni que decir tiene, que estoy casado con una torrijeña con corazón toledano.



  En el primer año de noviazgo conocimos la Pizzeria Mardel en su ubicación originaría. En la calle de los Molinos frente a la galería comercia San Gil. Era como un hogar, una casa pequeña, con su zócalo y las cortinas y plantas en las ventanas. Tenía una cocina vista en la que trasteaba un argentino grande, afable, de Mar del Plata e hincha de River: Atilio. Su esposa "Ráquel" (como la llama Atilio y por ende nosotros) atendía el comedor y animaba a los clientes a "terminárselo todo".
  Unos años más tarde llegó la fiebre de la construcción y el dueño vendió el local para construir pisos... pero se quiso subir al carro demasiado tarde y ahí sigue el solar sin construir. Por aquel entonces (hará unos siete años) la Pizzeria Mardel se mudó a su actual ubicación en la avenida de la Plaza de Toros. Un local renovado, mas grande y con más aparcamiento, pero quizás con menos encanto que la casita.

Aunque se llame Pizzeria, en la carta hay prácticamente de todo: carnes, hamburguesas, raciones, bocadillos, platos combinados... y rara vez pedimos pizza.

La ultima experiencia fue hace apenas una semana. Fuimos con otra pareja, nos sentamos en "nuestra" mesa y después de ofrecerles la carta a nuestros amigos les recomendamos y explicamos los platos. Siempre pedimos plato único y no siempre somos capaces de terminarlo.

Tomamos Pollo al horno, filete napolitano, churrasco y cruceta o secreto de cerdo ibérico.




  Yo pedí el pollo a la plancha. Es un plato que pido habitualmente y que como se ve en la foto es un cuarto de pollo deshuesado con la alita entera y la piel crujiente. Se acompaña de patatas fritas y una rodaja de limón (que nunca utilizo). Es un plato para acertar seguro: en su punto y con sal gorda por encima.
  
  Mi esposa se veía con ánimos (o con hambre) y pidió el filete napolitano. Lo suele pedir dos o tres veces al año a modo de gesta, ya que el tamaño es mas que considerable. Es una especie de "cachopo" asturiano y consta de un filete de ternera empanado y frito (un escalope de toda la vida) al que se "enriquece" con tomate, jamón cocido y queso, y se gratina en el horno. Vamos lo que viene a ser una pizza con base de carne. Está realmente bueno, el filete es extremadamente tierno y el rebozado muy ligero. Y por si fuera poco, también se acompaña de patatas fritas y una rodaja de tomate.
  
  Nuestros acompañantes optaron por el churrasco y la cruceta de cerdo por recomendación nuestra y la verdad que se fueron contentos con nuestra sugerencia.
  El churrasco es otro de los platos que mas suelo pedir y como todos los platos en este rincón hispano-argentino tiene un tamaño más que considerable. También como casi todos los argentinos acostumbra a pasar la carne un poco más de lo necesario, nada que no se pueda solucionar si se avisa de antemano. Te ofrece para acompañar este plato chimichurri casero que hasta hoy no he probado pero nuestro acompañante es esta ocasión lo hizo. Nuestro amigo, que es de buen comer, optó por la cruceta o secreto de cerdo. Un plato que yo no había probado nunca aquí pero que en vista de la calidad y cantidad pedí a la semana siguiente que volvimos a "la Mardel".
  Como siempre decimos Marta y yo: "el secreto es imposible hacerlo mal". Bueno, a no ser que te esfuerces mucho, lo carbonices y lo riegues con limón... en ese caso habría que imponer pena de cárcel para el autor de tamaña fechoría. Ponen muy buena ración de secreto (algo mas hecha de lo deseable pero sin llegar a los extremos de la imputación penal) y acompañado de patatas fritas y salsa chimichurri.


En resumen, se trata de un local muy recomendable para cenas o comidas informales. Buena calidad, cantidad, precios contenidos y trato amable y cercano. Como dicen ahora los modernos: un must en Torrijos.



http://www.pizzeriamardel.com/

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